De los 60 participantes, 18 tenían deteriorado el flujo de sangre al inicio del estudio. Aquellas personas tuvieron una mejora del 8,3 por ciento en el flujo de sangre a las áreas de trabajo del cerebro al final del estudio, mientras que no hubo mejora para los que comenzaron con el flujo sanguíneo normal. Las personas con problemas de flujo sanguíneo también mejoraron sus tiempos en una prueba de memoria de trabajo, con puntuaciones pasando de 167 segundos al comienzo del estudio a 116 segundos al final, mientras no hubo cambios en los tiempos para las personas con el flujo sanguíneo normal. Las exploraciones con resonancia magnética realizadas en 24 participantes para buscar pequeñas áreas de daño cerebral encontraron que las personas con deterioro del flujo sanguíneo eran más propensos a tener estas áreas de daño cerebral. "Se necesita más trabajo para probar un vínculo entre el cacao, los problemas de flujo de sanguíneo y el deterioro cognitivo", concluyó Paul B. Rosenberg, , de la Escuela de Medicina Johns Hopkins en Baltimore, Estados Unidos, quien escribió un editorial que acompaña al estudio. "Pero este es un primer paso importante que podría orientar futuros estudios", resaltó.
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Tiempo de Adviento
Un año más entramos en este tiempo litúrgico. Vuelve a empezar, para nosotros, el ciclo en el que haremos memoria de la vida de Dios en Jesús. Ahora lo comenzamos desde los preparativos, la esperanza, la consciencia de que a un Dios que viene hay que esperarlo y buscarlo. Ese es el sentido de estas semanas. Un tiempo de búsqueda, de deseo, de preguntas. Un plato con dos ingredientes principales: el deseo y la actitud de búsqueda. De esto se trata, en estos días, de desenterrar el anhelo de Dios, que a veces queda sepultado por otras urgencias y prisas. Y de hacerlo de manera activa, dinámica, cada día.
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