PRIMERA LECTURA
Esteban dijo: «Veo el cielo abierto
y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios»
Monitor:
Los que siguen a Jesús y hacen lo que a él le agrada -ser buenos con todos, sobre
todo con los más pobres y débiles- lo pasan mal y son perseguidos, encarcelados y a
veces hasta ejecutados. Pero el Espíritu de Jesús resucitado les acompaña y da
fuerza para aceptar la muerte confiando en Dios.
Lector:
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 6, 8-9a. 9c-10; 7, 54-60
En aquellos días, Esteban, lleno de gracia y poder, realizaba grandes prodigios y
signos en medio del pueblo. Unos cuantos de la sinagoga se pusieron a discutir con
Esteban; pero no lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba.
Oyendo sus palabras, se recomían por dentro y rechinaban los dientes de rabia.
Esteban, lleno de Espíritu Santo, fijó la mirada en el cielo, vio la gloria de Dios, y a
Jesús de pie a la derecha de Dios, y dijo:
—«Veo el cielo abierto y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios.»
Dando un grito estentóreo, se taparon los oídos; y, como un solo hombre, se
abalanzaron sobre él, lo empujaron fuera de la ciudad y se pusieron a apedrearlo.
Los testigos, dejando sus capas a los pies de un joven llamado Saulo, se pusieron
también a apedrear a Esteban, que repetía esta invocación:
—«Señor Jesús, recibe mi espíritu.»
Luego, cayendo de rodillas, lanzó un grito:
—«Señor, no les tengas en cuenta este pecado.» Y, con estas palabras, expiró.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal 116, 1. 2 (R.: Mc 16, 15)
Monitor:
El Espíritu de Dios está con nosotros. Nos da luz y fuerza para amar mucho a Dios
y a los hombres. Por eso, cantamos llenos de alegría.
Salmista:
R. Id al mundo entero y proclamad el Evangelio.